sábado, 23 de junio de 2012

Germinal (1885) de Émile Zola



Título: Germinal
Autor: Émile Zola
Editorial: Alianza Editorial
608 págs.
Acabada la lectura de Germinal, una de las novelas más celebradas de Émile Zola y habitualmente considerada como la única novela en que trata la celebración de una huelga y sus consecuencias, he de decir que tengo emociones encontradas al respecto.

Que no se me entienda mal. Germinal me ha gustado, y mucho, como las (pocas) novelas que he leído de Zola. El protagonista es Etienne Lantier, hijo de Gervaise Coupeau (la protagonista de La taberna), hermano de Naná Coupeau (la protagonista, obviamente, de Naná) y de Jacques Lantier (el protagonista de La bestia humana), que, tras haber abofeteado a su patrón en la fábrica en la que trabajaba, vaga por las tierras mineras en busca de un trabajo con el que poder subsistir. Se apiada de él el minero Maheu, que lo acoge en su cuadrilla de mineros, en la que también trabajan sus hijos Zacharie y Jeanlin, su hija Catherine y el novio de ésta, Chaval. La chispa entre Catherine y Etienne surge enseguida, y Chaval empieza a sentir unos celos que, a medida que avance la novela, adquirirán proporciones épicas.


La portada de la primera edición francesa resume los momentos más épicos de la novela: el combate a ladrillazos, el martirio de los mineros muertos, el ataque del ejército a la mina y el accidente del pequeño Jeanlin.

El trabajo en la mina es duro, y cuando los patronos deciden rebajar el precio de la vagoneta de hulla, Etienne se encarga de difundir las ideas socialistas entre sus compañeros, y organiza una huelga de mineros para defender sus derechos, su dinero, su futuro... La huelga provoca miseria, tanto para los empobrecidos mineros como para los burgueses propietarios de las minas, y poco a poco la comarca va convirtiéndose en una sombra de lo que era... una sombra demasiado parecida a la muerte que planea sobre las casas de los mineros en forma de hambrunas, ataques del ejército y traidores en sus propias filas.


Como en muchas otras novelas de Zola, la mujer adquiere gran protagonismo al ser la persona que se enfenta a la cruda realidad, en contraposición con el idealismo masculino.

La novela me ha gustado, y mucho, como el resto de novelas de Zola que he leído... pero creo que he echado en falta algo. Creo que Zola hace demasiado hincapié en las escenas de la huelga, en las manifestaciones de los mineros cruzando el país a pie, que acaban siendo demasiado confusas, y, además, restan importancia a las historias personales que vertebran la novela (el triángulo amoroso entre Etienne, Catherine y Chaval; la lucha por la supervivencia de la Mahuede; la prostitución de la Mouquette; la boda de Mademoiselle Gregoire, que concluye con una escena que me dejó completamente impactada... y que reproduciré dentro de poco en la sección La muerte y la doncella). El problema de Germinal, para mí, es que el autor intenta hacer una apología de las necesidades obreras, y olvida que la mejor forma de hacerlo es a través de la novelización, ya que las grandes escenas de la novela (las muertes de Cécile y de la pequeña Alzire, el accidente de Jeanlin, el encierro en la mina al final) son las que narran pequeñas escenas de sus vidas privadas.


El cártel de una antigua adaptación cinematográfica de la novela muestra la siniestra escena final de la novela, una magnífica recreación de la claustrofobia.

En resumen, no me ha parecido la mejor novela de Zola, pero me ha dejado ganas de seguir indagando en la vida de este familia, los Rougon-Macquart, que dieron forma a la mayor parte de la obra del gran naturalista francés, de ver la película protagonizada por Gerard Depardieu... ¿Se puede pedir a una novela algo más cuando te proporciona ganas de seguir leyendo?

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